UN PUEBLO ENCAJONADO
Empecemos por una verdad incómoda: Sitrama no está situada en un lugar muy apropiado. Como pueden apreciar al acercarse, en especial desde Benavente, es un pueblo encajonado entre el río Tera y el monte, hasta el punto de que las calles principales discurren en pendiente. Esa característica se refleja en las dos partes en las que tradicionalmente se ha dividido el pueblo: el Barrio de Arriba, desde la carretera hasta poco más allá de la Travesía Alta; y el Barrio de Abajo, alrededor de la plaza y la iglesia.
Es cierto que la gran cercanía al río permite bajar rápidamente a la orilla para darse un baño, ir de pesca (cuando la había) o incluso montar una infraestructura turística, a cambio de padecer las numerosas crecidas y riadas. Y que la gran cercanía al monte permite subir de inmediato para dar una caminata, salir de caza o disfrutar de una magnífica vista de todo el pueblo y el valle, además de que protege al pueblo de los vientos del norte. Por otra parte, Sitrama se halla en una ruta muy transitada durante siglos, la que comunica Tierra de Campos con Galicia, así que en teoría debería haberse desarrollado más que otros vecinos situados en rutas secundarias. Sin embargo, esas ventajas se ven contrarrestadas por los inconvenientes de ese encajonamiento: el espacio destinado a viviendas y cultivos ha sido siempre escaso, lo que ha limitado su crecimiento demográfico y económico.
Un pueblo encajonado entre el río Tera y el monte.
— La curiosa ubicación de Sitrama

LAS DOS MÁRGENES DEL RÍO TERA
En su tramo central (reconocible porque todos los pueblos reciben el apellido de Tera), el río Tera discurre de oeste a este por un valle alargado en forma de artesa o pilón: fondo plano y flanqueado por dos plataformas pedregosas que lo separan respectivamente del valle de Vidriales, al norte, y del valle de Valverde, al sur. Dichas plataformas (lo que se llama genéricamente El Monte) siguen el río en paralelo pero no a la misma distancia, con el resultado de que las dos márgenes del Tera son muy diferentes.
La más favorecida es la margen derecha. Allí el fondo del valle tiene una anchura de 2 a 3 kilómetros entre el río y el pie de la ladera. Eso significa que hay una gran cantidad de suelo fértil y fácil de irrigar mediante caños, así como espacio para expandir las viviendas. Así mismo, las aldeas han podido establecerse lejos del río, a fin de mitigar los efectos de las crecidas (aunque no siempre ha surtido efecto: Abraveses, a 500 metros del Tera, fue completamente anegado y destruido por la Gran Riada de 1909).
Todo ello ha favorecido desde muy antiguo la ocupación humana. En la margen derecha del Tera se concentran la mayoría de las poblaciones del valle (Olleros, Calzadilla, Pumarejo, Melgar, Santa Croya, Santibáñez, Abraveses, Micereces y Aguilar), que son por lo general más grandes que en la otra ribera.
Por el contrario, la margen izquierda del Tera es mucho más estrecha. La distancia entre el río y las cuestas oscila entre los 50 y los 500 metros (con la excepción de Camarzana). En consecuencia, el suelo fértil es escaso y se limita a la orilla del río. Poco más allá, el terreno es cada vez más inclinado y compuesto de arcilla porosa, sujeto a la aridez y la erosión; basta un chaparrón para que se forme un arroyo efímero que no riega el suelo sino que lo agujerea.
El resultado es que la margen izquierda es básicamente un angosto pasillo a la vera del río, con unos pocos ensanchamientos donde se levantan algunas aldeas a escasos metros de la orilla. Vega, al final de una hendidura entre el río y el monte, más allá de la cual se hallan todavía más lejos Junquera y Milla. Calzada, una piña de casas al borde del río de la que brota una hilera a lo largo de la antigua calzada romana que le da nombre. Camarzana, la única situada en un lugar excelente: al pie del monte por un extremo, abierta al valle del Regato por otro, y con casi un kilómetro de distancia hasta el río, todo lo cual la convirtió en un cruce importante de caminos hasta el punto de ser la capital del valle. Santa Marta, que parece un fideo estrechísimo en torno al antiguo monasterio, aplastado contra el río y a punto de despeñarse por un barranco.

La margen derecha es más fértil y poblada que la izquierda porque hay más espacio para cultivos y viviendas.
— Las dos márgenes del valle del Tera
¿POR QUÉ SE FUNDÓ ALLÍ SITRAMA?
La otra aldea que se levanta en la margen izquierda del Tera es Sitrama. Y aquí surge una pregunta: si la estrechez entre el monte y el río impedía el crecimiento, ¿por qué se fundó allí? No hay una respuesta sencilla aparte de porque no había otro sitio, pero se pueden presumir algunas hipótesis.
A principios de la Edad Media, la margen izquierda del río Tera estaba dominada por dos monasterios: el de Santa Marta, que ocupa la iglesia del pueblo homónimo, y el de Castroferrol, cerca de Colinas de Trasmonte. La distancia entre ambos era de casi 15 kilómetros, lo que suponía dejar despoblado un gran tramo del río junto con toda su riqueza. Por suerte, descubrieron un paraje que cumplía de golpe varias características:
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- Estaba casi a mitad de camino entre ambos monasterios, lo que permitía usarlo como parada de descanso para los monjes y peregrinos.
- Era uno de los escasos ensanchamientos de la margen izquierda sobre terreno llano, por lo que los cultivos y viviendas tenían algo de espacio para crecer.
- Otorgaba el control estratégico de ese paso estrecho entre el monte y el río, justo en una curva del camino entre Tierra de Campos y Santiago de Compostela a través de Sanabria. Ese pudo ser el cometido del Castro de Sitrama, donde es probable que allí existiera una aldea fortificada prerromana.
- La cercanía al río facilitaba la excavación de pozos en las viviendas y caños para el regadío.
- Y sobre todo, permitía controlar ese tramo del río y regular su acceso a los vecinos más alejados. Ese era el caso de varios pueblos del valle de Vidriales, que han dejado huella en la microtoponimia de Sitrama. Granucillo tenía arrendado un molino en el Tomillar de los Arenales, cerca de la actual playa de la Tablada, al que accedía por el Camino del Molino de Granucillo. Cunquilla de Vidriales tenía en arriendo tanto el molino anterior como el propio de Sitrama, en Sitramina, al que llegaba por el Camino de Cunquilla al Molino de Sitrama. Y Brime de Urz accedía a las aguas del Tera más abajo, en el Tamaralico, una franja de terreno entre Sitramina y Micereces. La importancia de ese control se refleja en los diversos pleitos y conflictos que entablaron dichos pueblos contra Sitrama, cuando ésta les impedía el acceso al agua en los tiempos de sequía.
No era un sitio perfecto, carecía del amplio espacio de la margen derecha del río, pero se podía considerar aceptable y, en todo caso, mucho mejor que las inmediaciones. De modo que se empezaron a levantar algunas casas allí, primero en el Barrio de Abajo, entre la iglesia y la calle Real. Y contra todo pronóstico acudieron nuevos vecinos durante los siglos siguientes. Muchos hombres llegaron por la Cañada Real, se asentaron en ese pequeño rincón y fundaron familias allí. Así fue como el pueblo creció poco a poco, trepando por la ladera hasta derramarse por el Barrio de Arriba.
Acabemos el artículo con una verdad más cómoda: a pesar de sus desventajas, mucha gente se ha sentido atraída por la ubicación de Sitrama.
Situado en uno de los escasos ensanchamientos de la margen izquierda del río.
— Mapa en relieve de Sitrama de Tera

Referencias
- «Aquel invierno de 1909 – Las inundaciones en los Valles de Benavente»
- «Boceto del término de Tomillar, regado por el río Tera y rodeado por los lugares de Abraveses de Tera, Santibañez de Tera, Santa Marta de Tera, Granucillo, Cunquilla de Vidriales y Sitrama de Tera (Zamora)». Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. 1814
- «Ejecutoria del pleito litigado por los Concejos de Granucillo y Cunquilla de Vidriales ( con el Concejo de Sitrama de Tera (Zamora), sobre el aprovechamiento de montes, pastos y abrevaderos que dio lugar a la agresión de los vecinos de Sitrama con apropiación de ganado.». Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. 1591.
- García Fernández, J. (1966). «La comarca del Tera: datos para su estructura agraria».«Estudios Geográficos» (núm. 103)
- «Sitrama de Tera, donde las casas se levantan entre fértiles tierras y frondosas alamedas». La Opinión de Zamora, 26 de enero de 2025


