HURONES Y FURONES
Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2024 había en España 610 personas con Furones de primer apellido y 540 de segundo. Una de estas últimas soy yo.
La palabra Furones se ha mantenido incorrupta e inalterada durante mil quinientos años, desde que nació a finales del Imperio Romano: es el plural del sustantivo latino furo, furonis, “hurón”. En efecto: un furón es un hurón y Furones significa Hurones. Tener un animal como apellido es algo bastante habitual. Mucha gente se apellida Gato, Pato, Gallina, Sardina, Conejo, Cuervo, Becerro, Borrego, Cordero o Carnero sin que eso le suponga ningún problema.
No obstante, si algún Furones se siente a disgusto con el origen de su apellido, aún tiene más motivos para ofenderse. El caso es que, etimológicamente, la palabra hurón significa «ladrón», por su habilidad para colarse por cualquier túnel y agujero donde atrapar, robar, todas las presas que encuentren, que luego corren a esconder en su madriguera. Y como les encanta hurgar en los rincones más recónditos han creado su propio verbo, huronear, que significa «cotillear» y «fisgar».
Ahora bien, ¿por qué los primeros Furones se llamaron así? ¿Eran criadores de hurones? ¿Cazaban ratas y conejos con ayuda de hurones? ¿Algún rasgo de su fisonomía recordaba a los hurones? ¿Era el apodo de una familia de ladrones, cotillas y fisgones?
Nada de eso. Furones es un nombre de lugar, un topónimo, una población. Y los Furones, originariamente de Furones, descienden de los habitantes de esa población.
Del latín furo, furonis "hurón".
— Etimología de Furones

EL TOPÓNIMO FURONES
Los topónimos con nombre de animal son muy comunes y están repartidos por todo el mundo: Puercas, Pozal de Gallinas, Villar de Corneja, Golpejas (es decir, Zorras), Culebras, Lagartos, Rioconejos, Lobeznos, Valdeperdices, Villaconejos, Villar de la Yegua, etc. La mayoría de sus habitantes han mantenido con orgullo el nombre original de la población. Otros, en cambio, se sentían avergonzados y en fechas recientes les cambiaron el nombre: Garrapatas, Villar de Puerco, Villaviciosa de Perros, Escarabajosa, Grajos, etc. En todo caso, no hay motivo para que no existan lugares dedicados a los escurridizos hurones.
El origen puede estar en algún paraje abundante en hurones, cerca del cual nació una localidad que tomó su nombre. Quizá nació como Arroyo de los Hurones, puesto que los arroyos, las charcas y las riberas de los ríos son el hábitat natural de estos animales. Hay diversos ejemplos de cursos de agua dedicados al hurón y a su primo el turón: el Arroyo de los Hurones en Hoyos (Cáceres); el río Turones en la frontera entre Salamanca y Portugal; el río Turón en el interior de la provincia de Málaga; e incluso el Pantano de los Hurones en la provincia de Cádiz.
Pero también puede referirse a terrenos agujereados que recuerdan a las madrigueras de los hurones. Es el caso de dos parajes con pozas y piscinas naturales situados muy cerca de pueblos que llevan el revelador nombre de Hoyos: Los Turones, junto a Hoyos del Espino en la Sierra de Gredos, y Los Hurones, junto a Hoyos en la Sierra de Gata.
Así pues, los Furones proceden de una localidad llamada Furones, donde antaño había hurones o terrenos que recordaban a las madrigueras de los hurones ¿Y dónde está esa localidad? Pues en realidad hay tres, separadas entre sí por una formidable distancia. Y como resultado, han dado lugar a tres líneas independientes de Furones. De modo que, si un Furones se encuentra con otro, no puede pensar autómáticamente que es un primo lejano suyo: hay que investigar los antepasados de ambos, para determinar de cuál de las tres líneas de Furones procede cada uno.

Hurones, Burgos; Urones de Castroponce, Valladolid; Hurones, Hoyos, Cáceres.
— Los tres núcleos de difusión de los Furones
FURONES DE BURGOS
A 11 kilómetros de Burgos, en la ribera de un arroyo, se levanta la aldea de Hurones. Entre los siglos XI y XIII es mencionada como Furones en gran número de documentos, entre los que destacan pleitos y donaciones eclesiásticas. A partir de ahí se impone el cambio fonético por el que la F inicial se convierte en H aspirada, y el pueblo se llama Hurones desde finales de la Edad Media.
El hecho de estar tan cerca de Burgos, una de las principales ciudades de Castilla, marcó el carácter de los vecinos de la localidad que emigraron junto con su apellido. Los Furones de Burgos eran de clase media-alta: tenían dinero y estudios, y aparecen con frecuencia como ricos propietarios, licenciados, mercaderes y clérigos. Les gustaba la vida urbana y se los encuentra en ciudades destacadas como la propia Burgos, Guadalajara, Toledo y Salamanca. Algunos eran de origen noble, como Lope Íñiguez de Furones, uno de los doscientos caballeros de linaje que participaron en la reconquista y repoblación de Sevilla en 1248.
No obstante, en la actualidad puede afirmarse que los Furones de Burgos se han extinguido. Sus descendientes, o bien han enterrado el apellido Furones en lo más profundo del árbol genealógico, o bien hace tiempo que lo convirtieron en Hurones.
... en Sancta Maria de Riba Redonda, y en Mirabet, y en Piedra, y en el Embit, y en Monesteryo de Rodiella, y en Sanctiague de Colina, y en Rojas, y en Saliniellas, y en Furones, y en Ventosa, y en Quintana Çammanon...
— Venta al Monasterio de las Huelgas de propiedades en varios pueblos de Burgos, 1244

FURONES DE CÁCERES
Al noroeste de la provincia de Cáceres se encuentra Coria, una ciudad que ya era estratégica en la época romana. Cuenta con obispado propio y ejerce su influencia sobre una vasta zona. A los extremeños se los conocía en el Medievo como coreses y participaron en la repoblación al norte del Duero.
Más al norte de Coria está Hoyos, en plena Sierra de Gata. Como ya se ha mencionado, en sus cercanías se extiende el paraje de Hurones, antiguamente llamado Furones. Aunque es una zona despoblada, debió de dar el apellido a algunos vecinos del pueblo. No ha quedado rastro del primitivo Furones, pero sí de sus derivados Hurones y Urones.
Hoyos era residencia veraniega de los obispos de Coria y de varios aristócratas. Aún conserva muchas casas palaciegas de los siglos XVI y XVII con blasones de la nobleza. Ese esplendor se refleja también en los Hurones que lo habitaban. Francisco Hurones era un hidalgo con la suficiente alcurnia como para recibir correspondencia del propio nuncio vaticano en 1555. Un siglo después, los herederos de Catalina Urones pleiteaban por su apetitosa herencia de más de diez mil ducados y gran cantidad de inmuebles, tierras y molinos de aceite.
Desde Hoyos el apellido se extendió por la comarca de Coria y luego partió a América junto con muchos extremeños. En 1513 consta que un tal Gonzalo Furones, natural de Coria, embarca hacia las Indias, probablemente a Cuba o Santo Domingo. Otro Gonzalo Hurones, natural de Garrovillas aunque quizá sea el mismo que el anterior, sirve como soldado en Cuba en 1518, desde donde acompañará a Hernán Cortés en la conquista de México.
Al igual que los de Burgos, los Furones y Hurones de Coria se han extinguido. Su importancia reside en que fueron los primeros en llevar el apellido al Nuevo Mundo, antes de la gran emigración zamorana de finales del siglo XIX. Y puesto que Zamora es la provincia donde se concentra el mayor número de Furones, es hora de hablar de la línea que les dio origen.

Gonzalo Furones, hijo de Alonso Furones y de Catalina Alonso, vecinos de Coria de Galisteo.
— Lista de pasajeros hacia las Indias, 1513
FURONES DE VALLADOLID
Al norte de la provincia de Valladolid, entre Becilla de Valderaduey, Valderas y Mayorga se halla la aldea de Urones de Castroponce. El apelativo se debe a que perteneció al Condado de Castroponce. El nombre se ha escrito con o sin H desde el siglo XV, como su homónimo de Burgos. Y al igual que éste, durante la Edad Media se llamó Furones.
Hay gran número de documentos medievales que mencionan a Furones en ventas y donaciones de pueblos de sus alrededores. Por ejemplo, en 1180 el rey Fernando II de León dona a la Orden de Santiago la localidad de Villalugan (Villalogán), situada en el alfoz de Mayorga entre Villam Vicent (Villavicencio de los Caballeros), Furones, Bullanos (Bolaños de Campos) y Villa Grad (Villagrá, hoy Unión de Campos). También consta otra donación efectuada en 1214 en favor del monasterio de Sahagún de varias propiedades en Valdeiumquello (Valdunquillo), Furones y Villalan (Villalán de Campos).
El hecho de proceder de una aldea apartada marcará también el destino de este linaje. Los Furones de Valladolid serán por lo general de clase baja, aunque algunos pleitearon para ser reconocidos como hidalgos: sobre todo campesinos y pastores, solían poseer algunas tierras para el consumo propio y pocas veces aparecieron como jornaleros. Vivían por lo general en pequeñas comunidades rurales y sólo a partir del siglo XX emigraron a las ciudades.
Desde Urones de Castroponce, el apellido Furones se extenderá durante la Edad Media por los pueblos vecinos. Transformado en Hurones o Urones, consta su presencia durante los siglos XVI y XVII en Herrín, Villacid, Villalón y otros lugares de la Tierra de Campos, como Villavicencio de los Caballeros, Barcial de la Loma o Medina de Rioseco. Pero al cabo de cien años no quedará ni rastro de todos ellos. El Catastro de Ensenada de 1752, que incluye censos detallados de los vecinos de cada localidad, muestra que en el siglo XVIII los apellidos Furones y Hurones habían desaparecido por completo de las provincias de Valladolid y León.
Si ahora encontramos esos apellidos en dichas provincias es porque se trata de descendientes de zamoranos. En efecto, el apellido Furones sólo logró perdurar en la provincia de Zamora, sobre todo en la comarca de Benavente. Por esa razón mucha gente cree que es nativo de allí. Ya hemos visto que eso no es cierto, y ahora veremos cómo llegaron hasta allí.
... de toda la villa que se halla en el alfoz de Maiorga, entre Villam Vicent, Furones, Bullanos y Villa Grad, llamada Villalugan.
— Donación por Fernando II de Villalogán, 1180

LOS FURONES EN ZAMORA
Urones de Castroponce, Valladolid, está a 40 kilómetros de Benavente. Hurones de Burgos está a 200 kilómetros. Hurones de Hoyos, Cáceres, está a 280 kilómetros. Así que es fácil deducir de cuál de las tres ramas proceden los Furones que echaron raíces en la comarca de Benavente y más allá. Hace falta profundizar en la investigación de los libros parroquiales y los censos de población, que probablemente obligue a correcciones y añadidos, pero con los datos actuales se puede trazar una cronología básica de su itinerario.
Alrededor del siglo XIV, el apellido Furones (con sus variantes Hurones y Urones) entra en la provincia de Zamora por Castroverde de Campos. Desde allí se dividirá en dos ramas.
La rama del Centro llega en dicho siglo XIV a Villalpando, donde hay varios ejemplos a finales del siglo siguiente. Allí trabaja el escribano y notario público Alonso González de Furones y figuran como propietarios de tierras Juan Furones y Alonso de Furones. Desde Villalpando se extiende a la comarca de la Lampreana (Pedro de Hurones, vecino de Castronuevo, entabla un pleito de hidalguía en 1535) y quizá incluso a la ciudad de Zamora: en 1476 consta cierto Pedro Furones como vecino de la capital. En todo caso, esta rama se extingue por completo hacia el siglo XVII.
La rama del Norte llega también en el siglo XIV a Benavente pero no se quedará allí sino que se traslada a alguno de los pueblos de alrededor: Fuentes de Ropel, donde los hermanos Hurones iniciarán un pleito de hidalguía, y quizá Morales del Rey.
De pronto, en el siglo XV el apellido aparece afianzado en San Pedro de Ceque. No sabemos cómo recorrió los casi 40 kilómetros de distancia desde Benavente: ¿fue un salto directo en una sola generación o a través de etapas intermedias que aún se ignoran? Sea como fuere, San Pedro de Ceque se convertirá en el gran centro de los Furones durante los primeros siglos. La mujer del vecino Martín de Furones hace una donación en 1491 al Monasterio de Nogales. En 1539 figura Rodrigo de Hurones como propietario de tierras. A partir de 1640 tenemos a la dinastía de Diego Furones y María Estrada, que durará al menos hasta finales del siglo XVIII. Pero en ese momento el apellido desaparece de los censos del pueblo, y el último parece ser Martín Furones.
En la misma zona de San Pedro de Ceque los Furones se extienden durante ese mismo siglo XV a Santibáñez de Vidriales: es el caso de Hernando de Hurones, hijo y nieto de Hurones, que en 1536 intenta que le reconozcan la hidalguía. Y durante el siglo XVII el apellido aún va más hacia el oeste. Hacia 1670 nace María Furones en Molezuelas de la Carballeda. En ese mismo pueblo, o quizá en Cubo de Benavente, surge Manuel Furones hacia 1720. No obstante, esa expansión hacia el oeste será breve y los Furones desaparecen de esa zona pocos años después.
Más trascendental será la expansión hacia el sur desde San Pedro de Ceque a partir del siglo XVI. Hacia 1580 nace Rodrigo Furones en Cabañas de Tera. Hacia 1600 se ha ido a vivir a Santa Marta, donde funda una familia que a mediados del siglo XVII cruza el río Tera y se instala en Santa Croya. Los libros de bautismo nos muestran a Diego Furones Martín, María Furones Martínez y Pascuala Furones Solsón como nacidos allí en torno a 1705. Pero no criarán descendencia en ese lugar, y para 1750 los Furones han desaparecido de Santa Croya, adonde no regresarán hasta más de un siglo después.
Pero antes de esfumarse los Furones volverán hacia el este y se asentarán en la zona de Abraveses y Micereces, donde fundarán la rama más exitosa. Hacia 1700 coinciden en Abraveses Pedro Furones, nacido allí, y Francisco Furones Curto, procedente de Micereces. Ambos darán origen a sendas familias que se cruzarán varias veces y afianzarán el apellido en toda la zona. A mitad del siglo XVIII también habrán ido hacia el sur y Miguel Furones aparece en Morales de Valverde. Durante el siglo XIX los Furones seguirán expandiéndose hasta cubrir un buen número de poblaciones en los valles de Tera y Valverde. Y ya en el siglo XX, el apellido llegará al resto de Castilla y León, Euskadi, Galicia, Madrid y Cataluña a lomos de la emigración zamorana.
Y siendo ésta una página dedicada a Sitrama de Tera, sólo nos queda detallar cómo llegaron los Furones hasta ese pueblo. Pero de ello hablaremos largo y tendido en un futuro artículo.

Siglo XIV: Villalpando y Benavente. Siglo XV: San Pedro de Ceque. Siglo XVI: Cabañas de Tera. Siglo XVII: Santa Croya, Abraveses y Micereces. Siglo XVIII: Morales de Valverde. Siglo XIX: Valles de Tera y Valverde. Siglo XX: Resto de Zamora y España.
— Itinerario de los Furones por la comarca de Benavente
Referencias
- Alvarez Borge, I (2013): «Clientelismo regio y acción política. Los merinos mayores de Castilla en el reinado de Alfonso VIII (1158-1214)». Monografías de la Sociedad Española de Estudios Medievales, pág 103
- Archivo Diocesano de Astorga:
- Fondo parroquial de Abraveses de Tera, Libro B1 1701-1802
- Fondo parroquial de Santa Croya de Tera, Libros B1 1690-1723 y B2 1724-1778
- Fondo parroquial de Sitrama de Tera, Libro B1 1661-1724
- Archivo Municipal de Benavente: Libro de Quintos de 1638
- «Burgaleses beneficiados en el Repartimiento de Sevilla». Boletín de la Institución Fernán González, 1952, pág 101
- Carrera de la Red, M. F. (1988): «Toponimia de los valles del Cea, Valderaduey y Sequillo». Págs. 256 y 569
- Catastro de Ensenada de 1752
- Díez del Castillo, B: «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España».
- Fernández Duro, C. (1891): «Colección bibliográfico-biográfica de noticias referentes a la provincia de Zamora o materiales para su historia». Pág 100
- García Mogollón, F. (2006): «Hoyos: Arquitectura popular y arte religioso en una localidad del norte de Extremadura». Cauriensia, Vol. I, pág 9
- Instituto Nacional de Estadística
- Martínez Angel, L. (1997): «Documentación sobre la historia medieval de Urones de Castroponce (Valladolid)». Universidad de León. Estudios humanísticos: Geografía, historia y arte, 1997, págs 45-50
- Pérez Blanco, M. J. (2013): «Historia de San Pedro de Ceque». Centro de Estudios Benaventanos «Ledo del Pozo»
- Ramos Rubio, J. A. y Pérez Mena, J. L. (2022): «Hoyos: Una villa en el corazón de la Sierra de Gata». Diputación de Cáceres
- https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/burgos_HURONES.pdf
- Vaca Lorenzo, A. (1988): «Documentación medieval del archivo parroquial de Villalpando (Zamora)». Universidad de Salamanca

